Se considera carne procesada a cualquier carne que haya sido modificada para mejorar su sabor o para prolongar su duración.
Por lo general, contienen compuestos químicos dañinos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Los productos cárnicos procesados incluyen el tocino, el jamón, las salchichas, el salami, la carne en conserva, la cecina, los hot dogs, los fiambres, la carne enlatada y las salsas a base de carne.
De acuerdo a estudios recientes, investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) descubrieron que, el acto de comer carne procesada como tocino, salchichas o carnes frías procesadas, se encuentra asociado con un incremento de un 42% en el riesgo a padecer enfermedades cardíacas y un 19% más en el caso de la diabetes tipo 2.